El número cada vez mayor de riesgos de seguridad supone una amenaza significativa para las organizaciones. Por ejemplo, el año pasado se notificaron 37 902 nuevas vulnerabilidades CVE, por lo que se requieren mediciones estructuradas y métricas de gestión de vulnerabilidades para hacer frente a estas amenazas y evaluar la preparación en materia de seguridad. Si bien las herramientas de análisis pueden ayudar a descubrir vulnerabilidades, los equipos necesitan datos específicos para comprender la gravedad del problema. Una encuesta realizada por https://www.ftc.gov/system/files/documents/public_events/1582978/now_im_a_bit_angry_-_individuals_awareness_perception_and_responses_to_data.pdf">muestra que solo el 14 % de los participantes identificó el origen de una brecha como amenazas externas, como hackers u otras organizaciones comprometidas. Esta estadística subraya la importancia del enfoque basado en métricas para la seguridad.
Estas métricas garantizan que se midan todas las vulnerabilidades, sean pocas o muchas, y que no haya diferencias significativas en la medición del riesgo. En este artículo, analizaremos los conceptos básicos de las métricas de informes de gestión de vulnerabilidades y cómo se pueden utilizar para informar la toma de decisiones estratégicas.
 
 ¿Qué son las métricas de gestión de vulnerabilidades?
Las métricas de gestión de vulnerabilidades son indicadores medibles de la eficacia con la que una organización detecta, prioriza y corrige los fallos de seguridad. Convierten los datos brutos de los análisis en cifras significativas (por ejemplo, tiempos medios de corrección, probabilidad de explotación) para ayudar a los responsables de seguridad a determinar en qué medida las actividades de aplicación de parches se ajustan a los objetivos de gestión de vulnerabilidades. Estas métricas van más allá de las simples puntuaciones de gravedad y tienen en cuenta factores del mundo real, como el impacto en el negocio o inteligencia sobre amenazas. Con el crecimiento de las redes, el aumento de los contenedores y la expansión de las cadenas de suministro digitales, las métricas proporcionan un punto de referencia coherente para medir el progreso e identificar las deficiencias. Estas cifras también pueden ser objeto de seguimiento para la rendición de cuentas, la asignación de recursos y la mejora continua. En última instancia, las métricas adecuadas permiten al personal técnico y a los ejecutivos alcanzar un entendimiento común sobre el riesgo y la corrección.
Importancia de las métricas de gestión de vulnerabilidades
Gartner prevé que, a finales de este año, el 45 % de las organizaciones a nivel mundial podrían sufrir intrusiones en la cadena de suministro. Estas tendencias ponen de relieve la importancia de contar con un enfoque transparente y basado en datos para el análisis y la aplicación de parches. Las métricas de gestión de vulnerabilidades proporcionan una perspectiva objetiva para que los equipos puedan ver con qué rapidez y eficacia están abordando las amenazas. A continuación, describimos cinco razones por las que estas mediciones siguen siendo un elemento fundamental de la seguridad empresarial:
- Orientar las decisiones estratégicas: Las métricas proporcionan pruebas cuantificables del éxito o los problemas. Por ejemplo, un tiempo medio de parcheo elevado puede indicar que es necesario rediseñar el flujo de trabajo de parcheo. Al comparar las métricas clave para la gestión de vulnerabilidades en diferentes trimestres, los directivos pueden justificar la contratación de personal adicional, la adopción de nuevas soluciones de análisis o la revisión de los procesos. Las decisiones basadas en datos eliminan las conjeturas para garantizar que las actualizaciones de seguridad aborden realmente los puntos débiles existentes.
- Alineación de los equipos en torno a las prioridades: El personal de DevOps, los equipos de seguridad y los ejecutivos suelen hablar "idiomas" diferentes. Se unen gracias a métricas que definen objetivos comunes, como el objetivo de reducir el tiempo medio de reparación de 30 a 10 días. Esto crea responsabilidad: cada grupo puede ver cómo su función influye en la métrica general. Al centrarse en las mismas mediciones a lo largo del tiempo, esta sinergia produce implementaciones de parches más fluidas y menos fallos críticos sin resolver.
- Destacar el retorno de la inversión en seguridad: Adquirir nuevas herramientas de automatización de la gestión de vulnerabilidades o ampliar el escaneo a redes adicionales puede resultar caro. Los equipos pueden verificar el valor de la inversión demostrando cómo estos cambios reducen las ventanas de explotación medias o disminuyen drásticamente el volumen de vulnerabilidades críticas pendientes. Un caso de negocio más sólido para futuras expansiones también se ve respaldado por métricas que muestran una menor frecuencia de infracciones o una respuesta más rápida a los incidentes. En resumen, los datos dejan clara la conexión entre el gasto y la mejora de la seguridad en el mundo real.
- Supervisión de las tendencias a largo plazo: Una sola instantánea rara vez transmite lo bien que se mantiene una estrategia de métricas de un programa de gestión de vulnerabilidades a lo largo de meses o años. La perspectiva histórica se obtiene mediante el seguimiento de puntos de datos como las vulnerabilidades recién introducidas, el tiempo de corrección o las tasas de cumplimiento de los parches en distintos intervalos. Cuando las mismas vulnerabilidades siguen reapareciendo, las métricas apuntan a las causas fundamentales, como errores de DevOps o configuraciones incorrectas repetidas. Esta conciencia cíclica sienta las bases para mejoras iterativas.
- Cumplimiento de las expectativas normativas y de los auditores: Muchas normativas exigen pruebas de que las vulnerabilidades detectadas no quedan sin resolver. El cumplimiento se demuestra mediante métricas detalladas, como la proporción de fallos corregidos y sin corregir o el tiempo que se tarda en solucionar los problemas críticos. Los auditores pueden comprobar estos registros para asegurarse de que la organización cumple con los plazos de aplicación de parches obligatorios. Este proceso da lugar a auditorías más fluidas, menos posibilidades de ser multado y una mayor confianza en la postura de seguridad de la organización.
Métricas de gestión de vulnerabilidades: los 20 KPI más importantes
En lo que respecta a las operaciones de seguridad diarias, centrarse en unos pocos KPI estratégicos puede multiplicar por diez la velocidad y la eficiencia con la que sus equipos pueden abordar las debilidades. A continuación, presentamos 20 métricas de vulnerabilidad que suelen aparecer en los paneles de control de las empresas. Cada una de ellas refleja una dimensión diferente, como la velocidad de detección, la velocidad de aplicación de parches o la viabilidad de los exploits, que es esencial para desarrollar procesos robustos. No todos los KPI son adecuados para todas las empresas, pero evaluarlos puede ayudarle a determinar qué cifras representan con precisión la postura de su organización.
- Tiempo medio de detección (MTTD): El MTTD es una medida de la rapidez con la que su equipo puede responder a las vulnerabilidades recién descubiertas, desde su divulgación o creación hasta su primera detección. Cuanto menor sea el MTTD, mejor será su función de análisis o inteligencia de amenazas. Los atacantes pueden aprovechar las fallas incluso antes de que usted sepa que hay un problema, gracias a los intervalos de detección más largos. Las métricas de respuesta a incidentes suelen ir acompañadas del MTTD, lo que permite vincular los resultados de los análisis con la detección en tiempo real. Las organizaciones cierran la ventana en la que los problemas sin parchear permanecen invisibles reduciendo el MTTD.
- Tiempo medio de reparación (MTTR): El MTTR mide el tiempo que transcurre desde que se detecta una vulnerabilidad hasta que se corrige o se parchea. Un MTTR más bajo significa que su canal de parches es eficiente, que las aprobaciones se realizan con rapidez y que tiene un buen calendario de implementación. Las limitaciones de las pruebas, la escasez de personal o las complejas dependencias del código pueden provocar retrasos prolongados. Al analizar el MTTR, puede identificar los cuellos de botella en el ciclo de corrección e implementar soluciones como la automatización parcial o la reestructuración de los intervalos de parches. A medida que el MTTR mejora con el tiempo, tiende a reducirse el número de exploits exitosos.
- Tasa de detección de vulnerabilidades: La tasa de detección es la proporción de posibles fallos detectados mediante análisis o revisiones manuales. Una tasa de detección alta indica una buena cobertura de redes, servidores o contenedores. La búsqueda de puntos ciegos o configuraciones que impiden realizar comprobaciones exhaustivas es un indicio de que se están pasando por alto algunos fallos. Cuando se aplica en entornos contenedorizados, el análisis de vulnerabilidades de contenedores puede combinarse bien con métodos estándar para mejorar la detección general. Documentar la tasa de detección permite perfeccionar las herramientas o los intervalos de escaneo para minimizar los fallos.
- Puntuación de explotabilidad: Una métrica de explotabilidad es una medida de la disponibilidad de exploits o del interés de los atacantes, ya que no todas las vulnerabilidades se explotan activamente en el mundo real. Las fallas graves pueden carecer de un exploit conocido, mientras que las fallas moderadas pueden aparecer en kits de exploits populares. Esto permite una priorización más precisa basada en el riesgo, al combinar la gravedad con el potencial de explotación. El seguimiento del número de fallas "altamente explotables" permite a los responsables de seguridad dirigir los recursos hacia los problemas que los delincuentes son más propensos a explotar.
- Tasa de cumplimiento de parches: Este KPI se calcula midiendo el número de problemas descubiertos que se han corregido en un plazo determinado. Por ejemplo, ¿qué porcentaje de todas las vulnerabilidades críticas descubiertas en un mes se corrigieron en los 15 días siguientes? Un ciclo de parches ágil se caracteriza por una alta tasa de cumplimiento. Las tasas bajas ponen de manifiesto obstáculos en los procesos o fricciones entre departamentos. Con el paso del tiempo, la correlación entre las tasas de cumplimiento y la frecuencia de los incidentes puede demostrar cómo la aplicación oportuna de parches mitiga los ataques en el mundo real.
- Número de vulnerabilidades abiertas: Una parte de los fallos identificados permanece sin resolver en un momento dado. Al realizar un seguimiento de ese recuento bruto o de la tendencia a lo largo del tiempo, podemos ver si el retraso se está reduciendo o aumentando. Después de análisis importantes o nuevas implementaciones, pueden producirse fluctuaciones drásticas. Además, este número se relaciona con la lógica que subyace a la gestión de vulnerabilidades, ya que una evaluación puede revelar fallos abiertos solo una vez, mientras que la gestión intenta reducirlos con el tiempo. Estar atento a la acumulación de trabajo pendiente le ayuda a mantener la responsabilidad.
- Métricas de priorización basadas en el riesgo: Aunque existen clasificaciones de gravedad, muchas organizaciones optan por practicar la sinergia entre la gestión de vulnerabilidades y la gestión de riesgos. Esto implica clasificar las vulnerabilidades en función del impacto en el negocio, el uso de exploits o la posible exposición de datos. Si el enfoque basado en el riesgo funciona, puede realizar un seguimiento del número de elementos que se consideran de "alto riesgo" o de la rapidez con la que se solucionan. Si los fallos urgentes no se resuelven en un plazo razonable, puede ser indicativo de deficiencias en el personal o en los procesos.
- Porcentaje de vulnerabilidades críticas abordadas: Una versión más específica del cumplimiento de los parches que se centra únicamente en los fallos más graves. Establece un punto de referencia: ¿con qué rapidez deben recibir un parche completo los problemas críticos: en 24 horas, una semana o un mes? La dirección puede comprobar si se siguen las mejores prácticas de gestión de vulnerabilidades cuantificando cuántas se corrigen en ese plazo. Las tasas altas indican un programa maduro que responde rápidamente a posibles vías de infracción, mientras que las tasas bajas indican posibles limitaciones de recursos.
- Exposición de activos y puntuaciones de riesgo: Algunas soluciones proporcionan una puntuación de riesgo por activo o subred, incluyendo el porcentaje de vulnerabilidades abiertas, su gravedad y los datos de explotación. Al supervisar las puntuaciones de riesgo medias o máximas en las principales unidades de negocio, se puede ver qué áreas son menos seguras. El escaneo constante y las puntuaciones de riesgo más bajas demuestran ser un enfoque eficaz a lo largo del tiempo. Mientras tanto, si algunos segmentos tienen constantemente un riesgo más alto, los responsables pueden destinar recursos adicionales o formación en seguridad a esos segmentos.
- Tiempo medio entre la recurrencia de vulnerabilidades: Se trata del tiempo que transcurre hasta que se repite un fallo igual o similar (quizás al reinstalar una versión antigua o una imagen de contenedor defectuosa). Este KPI muestra la capacidad de los equipos para implementar soluciones permanentes o gestionar los procesos de DevOps que accidentalmente recuperan problemas conocidos anteriormente. Los intervalos de recurrencia cortos indican la necesidad de perfeccionar los procesos subyacentes (como la gestión de imágenes). La recurrencia se puede reducir en gran medida si los equipos de DevOps adquieren el hábito de incorporar las mejores prácticas de análisis de vulnerabilidades de contenedores.
- Tiempo de mitigación y tiempo de parcheo: A veces, un parche no está disponible de inmediato o su aplicación interrumpiría la producción. Hasta que se pruebe un parche estable, las medidas de mitigación (como desactivar un servicio vulnerable o utilizar un cambio de configuración temporal) pueden bloquear la explotación. Al realizar un seguimiento de la rapidez con la que se aplican estas medidas provisionales en comparación con el calendario final del parche, podemos ver si las medidas de limitación de riesgos a corto plazo se utilizan de forma eficaz. Esta métrica destaca que las soluciones parciales siguen siendo importantes para evitar compromisos inmediatos.
- Tasa de cobertura del análisis: Esta cifra muestra el porcentaje de activos conocidos analizados en cada ciclo. Si la cobertura no es completa, existen fallos desconocidos. Para lograr una tasa de cobertura alta, se requieren inventarios de activos y programas de análisis coherentes. En contextos DevOps, los contenedores pueden aparecer y desaparecer rápidamente, son contenedores efímeros, y las herramientas de análisis de vulnerabilidades de imágenes de contenedores deben adaptarse. La medición de la cobertura proporciona una probabilidad mínima de que haya sistemas sin analizar.
- Métricas de antigüedad de las vulnerabilidades: Este conjunto de indicadores mide cuánto tiempo permanecen abiertas las vulnerabilidades, a veces desglosadas por niveles de gravedad (crítica, alta, media, baja). Una señal de alerta es cuando los fallos críticos permanecen abiertos más allá de un umbral estándar. Al observar estas tendencias de antigüedad, se puede ver si el trabajo atrasado aumenta o disminuye. Los equipos pueden supervisar constantemente los datos de antigüedad para identificar los cuellos de botella en los procesos que impiden la aplicación oportuna de parches.
- Tasas de falsos positivos frente a falsos negativos: Los falsos positivos de los escáneres pueden hacer que el personal de seguridad pierda tiempo en problemas inexistentes. Lo peor es que los falsos negativos pasan por alto vulnerabilidades reales. Esta métrica muestra la precisión del escaneo y puede indicar si una solución está bien ajustada o si algunos de los módulos deben mejorarse. Ambos tipos se reducen con el tiempo, lo que da como resultado un escaneo eficiente, y el personal puede confiar más en los resultados al evaluar las vulnerabilidades.
- Cumplimiento del SLA de corrección de vulnerabilidades: Esta métrica mide el cumplimiento si una organización establece SLA internos o externos (como que las vulnerabilidades críticas deben corregirse en un plazo de 48 horas). La falta de personal o los complicados procesos de aplicación de parches suelen ser la causa subyacente del incumplimiento sistemático de los SLA. Por otro lado, su cumplimiento ayuda a generar confianza entre los clientes y otras partes interesadas, ya que demuestra que los fallos críticos no quedan sin detectar. Esto es coherente con las políticas de riesgo más amplias y los objetivos de gestión de vulnerabilidades.
- Velocidad de corrección: Este KPI mide la rapidez con la que los equipos pueden pasar de la detección al parche, normalmente en cuestión de horas o días. Es similar al MTTR, pero a un nivel más granular, para la velocidad de cada paso del ciclo de parches. Un análisis más profundo podría revelar la causa raíz (por ejemplo, la falta de herramientas de parcheo automatizadas o las complejidades del proceso de DevOps) si la velocidad se estanca con frecuencia. La velocidad mejora con el tiempo, lo que reduce la probabilidad de que se produzcan exploits exitosos.
- Tasa de éxito de los parches: Algunos parches pueden fallar o no solucionar el fallo subyacente si se aplican incorrectamente. Este KPI nos muestra el número de vulnerabilidades descubiertas que se resuelven realmente con los parches. Un control de calidad exhaustivo o unos conflictos mínimos en el sistema dan lugar a altas tasas de éxito, mientras que los fallos repetidos indican inconsistencias en el entorno o los procesos. Una mejor prueba y coordinación de los parches a lo largo del tiempo puede aumentar las tasas de éxito.
- Proporción de correcciones automáticas frente a manuales: Las herramientas de automatización de la gestión de vulnerabilidades se utilizan a menudo en las configuraciones modernas para agilizar las tareas de parcheo. Saber cuántas de sus correcciones son procesos automáticos frente a manuales es un buen indicador de madurez. Una mayor proporción de automatización implica menores gastos generales y una resolución más rápida. Sin embargo, algunos sistemas pueden requerir comprobaciones manuales exhaustivas. Al observar el cambio en esta proporción, podemos ver los efectos de las nuevas soluciones de automatización o la integración de DevOps.
- Incidentes relacionados con fallos sin parchear: No es raro descubrir que, tras una brecha de seguridad, la causa del incidente fue una vulnerabilidad que no se había parcheado. Esta métrica indica el número de incidentes de seguridad que pueden estar relacionados con vulnerabilidades conocidas que no se han solucionado. Si ese número es alto, es el momento de realizar análisis con mayor frecuencia u organizar mejor los parches. Reducirlo significa que el programa aborda eficazmente las exposiciones clave para reducir el potencial de exploits en el mundo real.
- Reducción general del riesgo a lo largo del tiempo: Al final, es útil tener una visión general para determinar si la exposición general al riesgo de la organización está aumentando o disminuyendo. De esta manera, las vulnerabilidades se pueden priorizar según su gravedad y la importancia de los activos, y se pueden resumir en una "puntuación de riesgo" acumulativa, que se puede seguir mensualmente o trimestralmente. Estos cambios pueden producirse simultáneamente con la implementación de nuevas herramientas de análisis de contenedores o cambios en las políticas de parches. A largo plazo, las reducciones de riesgo que se producen regularmente demuestran que cada etapa del proceso de vulnerabilidad proporciona una mejora real en la seguridad.
Conclusión
La gestión de riesgos ya no consiste en realizar un escaneo, cruzar los dedos y esperar que se detecten algunas vulnerabilidades. Mediante el uso de métricas de gestión de vulnerabilidades o mediciones coherentes, las organizaciones cuantifican la rapidez con la que son capaces de identificar las vulnerabilidades, remediarlas y validar los resultados. Cuando estos KPI se alinean con los datos de explotación del mundo real, los equipos de seguridad obtienen una imagen clara de los puntos fuertes y débiles de los procesos. Con miles de nuevas CVE cada año, cualquier información que pueda reducir el margen de tiempo de las vulnerabilidades explotables es muy valiosa. Además, la integración de estas métricas con otros marcos de seguridad ayuda a vincular los análisis diarios con los estándares de gestión de vulnerabilidades a largo plazo. A largo plazo, un seguimiento adecuado mejora la responsabilidad, promueve la cohesión entre departamentos y minimiza los riesgos recurrentes.
"FAQs
Las métricas de gestión de vulnerabilidades son medidas que se pueden expresar en términos numéricos, por ejemplo, el tiempo necesario para corregir o parchear el cumplimiento, lo que ayuda a determinar la eficiencia de los procesos de análisis y corrección de una organización. Estas métricas traducen los resultados brutos del análisis en datos utilizables y permiten a los equipos de seguridad supervisar el progreso, identificar áreas problemáticas y evaluar las mejoras. El objetivo es garantizar que los resultados del proceso de análisis sean coherentes con las metas y los objetivos de la empresa.
Los enfoques basados en el riesgo son comunes en los equipos, donde la gravedad se combina con la disponibilidad de exploits y la criticidad de los activos. Medidas como el "número de problemas críticos resueltos en X días" arrojan luz sobre las correcciones de alta prioridad. Otra forma de decidir la asignación de recursos es observar tendencias como las vulnerabilidades abiertas o el tiempo medio de corrección, lo que puede ayudar a destacar los problemas más peligrosos que requieren una solución rápida.
Existen diferentes tipos de calendarios de revisión, y algunas empresas optan por revisiones semanales o mensuales, mientras que otras se basan en informes de panel en tiempo real. El escaneo continuo puede significar que las grandes empresas supervisen diariamente las métricas principales. La frecuencia viene determinada por la velocidad a la que se transforma su entorno y las nuevas amenazas que surgen. En entornos dinámicos, las revisiones son más frecuentes para garantizar que el parche esté actualizado.
Aunque las circunstancias de cada organización son únicas, comparten métricas similares, como el tiempo medio de detección, el tiempo medio de corrección, las tasas de cumplimiento de los parches y las vulnerabilidades críticas y no críticas. Algunas supervisan las vulnerabilidades repetidas o la gravedad impulsada por los exploits. La selección de las mejores métricas clave para la gestión de vulnerabilidades depende del tamaño del entorno, las necesidades de cumplimiento y los modelos de amenazas.
En primer lugar, asegúrese de que el análisis sea exhaustivo y abarque desde los puntos finales hasta los contenedores. A continuación, conecte los resultados del análisis con los parches y configure los flujos de trabajo de los parches para permitir una acción rápida. Con el tiempo, mida la mejora en las métricas de vulnerabilidad, como el tiempo medio de corrección o el total de fallos sin parchear. Al analizar estos puntos de datos y abordar los intervalos de corrección lentos que se producen con frecuencia, las organizaciones pueden mejorar los procesos. Los reanálisis se utilizan para repetir el análisis, verificar cada corrección e identificar otras posibles mejoras.
Algunas organizaciones pueden tener sistemas con diferentes sistemas operativos, servicios temporales basados en la nube o sistemas obsoletos, lo que puede dar lugar a análisis parciales o a un exceso de datos. Otro reto es la capacidad de priorizar adecuadamente cada uno de los fallos que se han identificado. La falta de personal o la lentitud de los procesos de aplicación de parches también afectan a las métricas, por ejemplo, aumentando el tiempo medio de reparación. Al igual que ocurre con muchos procesos, la cultura o los silos departamentales pueden impedir el flujo de las tareas de aplicación de parches y dificultar la medición en tiempo real.
Muchas organizaciones utilizan la puntuación basada en el riesgo para separar los riesgos importantes y asignar los recursos de manera eficiente. El uso de análisis frecuentes, la coordinación automatizada de parches y unas funciones bien definidas ayudan a minimizar la aparición de retrasos en las correcciones. La integración de los datos de análisis con el proceso de cumplimiento normativo o DevOps ayuda a garantizar que las actualizaciones se realicen de manera oportuna. Documentar una política de métricas del programa de gestión de vulnerabilidades garantiza la captura y la presentación de informes de datos coherentes. De esta manera, los equipos siempre están preparados para nuevas amenazas gracias a las sesiones de revisión periódicas que se llevan a cabo.
Las organizaciones pueden optimizar los ciclos de aplicación de parches, integrar la automatización para realizar tareas repetitivas o integrar la inteligencia sobre amenazas para priorizar los problemas más graves. Ampliar el alcance del escaneo, por ejemplo, incluyendo comprobaciones de contenedores, proporciona una visión más completa. Otro enfoque útil es realizar auditorías o ajustes periódicos, especialmente si las métricas muestran un gran número de elementos que no se han corregido. A largo plazo, la sincronización de las actividades de análisis, DevOps y cumplimiento normativo conduce a una mejora estable de los KPI de gestión de vulnerabilidades.

