Con el auge de la adopción de la nube en todo el mundo, cada vez más organizaciones eligen entre implementaciones de nube privada y pública para cargas de trabajo críticas. Sin embargo, a la hora de decidir qué modelo elegir, es necesario equilibrar el coste, la escalabilidad y la tolerancia al riesgo, pero la seguridad sigue siendo una preocupación fundamental. En 2023, el 82 % de las violaciones de datos se debieron a datos almacenados en la nube, lo que demuestra la creciente dependencia de la infraestructura remota para los datos confidenciales. En este artículo, desentrañamos la seguridad de la nube privada frente a la pública y exploramos las diferencias que ayudan a las empresas a elegir el enfoque de nube adecuado.
En primer lugar, definiremos la seguridad de la nube privada y explicaremos en qué se diferencia de los modelos locales y otros modelos de alojamiento. A continuación, analizaremos los fundamentos de la seguridad de la nube pública, como en qué se diferencia y en qué se parece, y las ventajas y vulnerabilidades únicas que conlleva la nube pública.
A continuación, profundizaremos en las diferencias entre la nube privada y la pública en cuanto a costes, cumplimiento normativo y complejidad técnica, y terminaremos con una tabla comparativa de las diferencias clave. Por último, pero no menos importante, verá cómo la plataforma de seguridad en la nube Singularity de SentinelOne ofrece una sólida defensa basada en la inteligencia artificial para la seguridad en la nube pública frente a la nube privada.

¿Qué es la seguridad de la nube privada?
Una nube privada es una arquitectura dedicada exclusivamente a una organización. A su vez, estas nubes suelen funcionar en centros de datos locales o en instalaciones especializadas de terceros, lo que proporciona a las empresas control sobre los recursos y la gobernanza. Aunque "privado" significa un mayor aislamiento de los datos, los retos que plantea la seguridad de los datos siguen siendo enormes: segmentación de la red, cifrado en reposo, parches para hipervisores, etc.
Además, encuestas recientes indican que casi el 98 % de las empresas han visto comprometida al menos una relación con un proveedor en los últimos dos años, lo que demuestra que el riesgo de terceros no es exclusivo de las empresas públicas. Las nubes privadas solo tienen éxito cuando existe una supervisión completa de los puntos finales, una gestión de identidades sólida y una protección DDoS bien estructurada. En la nube privada DFIR , los registros se recopilan desde hipervisores dedicados, dispositivos de red especializados y máquinas virtuales autohospedadas, lo que significa que la superficie de amenaza se controla con granularidad.
Características clave de la seguridad de la nube privada
Las nubes privadas suelen ser utilizadas por grandes empresas o industrias muy reguladas que deben cumplir estrictos requisitos de conformidad y exigencias de soberanía de datos. La seguridad sigue siendo crucial: En pocas palabras, cualquier configuración incorrecta o hipervisor sin parches puede acabar con la ventaja de exclusividad percibida.
A continuación se presentan cinco características fundamentales que diferencian a las nubes privadas de las públicas la seguridad de la computación en la nube en entornos dedicados, en los que las organizaciones confían para mantener la seguridad de los datos y el funcionamiento de las operaciones.
- Controles de infraestructura dedicada: Las nubes privadas suelen ejecutarse en hardware que es propiedad de la organización o que se alquila de forma dedicada. Como resultado de este aislamiento, a menudo tenemos un control más directo sobre cómo se asignan los recursos, el ciclo de parches y la configuración del hipervisor. La segmentación estricta ayuda a reducir los vecinos ruidosos o las vulnerabilidades entre inquilinos. Pero también aumenta la carga del equipo interno para mantener los sistemas actualizados y aplicar una red de confianza cero.
- Segmentación de red personalizada: Los entornos privados no se comparten con inquilinos externos en la infraestructura física, lo que deja a los administradores libres para implementar VLAN o estrategias de microsegmentación finamente ajustadas. Estos diseños restringen el movimiento lateral y las posibles rutas de infiltración. También permiten controles perimetrales más rígidos y la colocación de sensores para detectar intrusiones avanzadas. Sin embargo, esto puede seguir exponiendo todo el entorno con una segmentación inadecuada o una única configuración errónea.
- Soberanía y cumplimiento normativo mejorados de los datos: Las nubes privadas suelen ser la opción elegida por las empresas para cumplir con normativas como HIPAA, PCI DSS o GDPR, que exigen un control explícito sobre la ubicación de los datos. La postura de cumplimiento se refuerza con políticas de cifrado personalizadas y centros de datos localizados. Para los sectores muy regulados, la diferencia entre la nube privada y la pública radica en el coste del cumplimiento y los gastos generales operativos. Los registros críticos tienen una cadena de custodia verificable, gracias a un cifrado adecuado y a unos registros de auditoría robustos.
- Integración de herramientas de seguridad locales: Las nubes privadas se adaptan perfectamente al conjunto de herramientas de seguridad locales existentes, desde soluciones SIEM hasta controles de acceso físico. Esta sinergia unifica los paneles de control y aplica reglas de detección de intrusiones coherentes en todo el entorno. Puede automatizar la gestión, pero debe estar bien coordinada para evitar lagunas en la cobertura, como los sistemas heredados que no se adaptan bien a las máquinas virtuales dinámicas. Aun así, la calibración adecuada de cada sensor o herramienta es vital para evitar puntos ciegos.
- Visibilidad profunda de la red: Cuando se ejecuta una nube privada, el administrador suele tener acceso completo a las capas de red subyacentes, las configuraciones de los conmutadores, los dispositivos de firewall, los registros, etc. Desde esta posición privilegiada, los equipos obtienen datos forenses más detallados, capaces de capturar el tráfico en múltiples puntos para un análisis más profundo. Estos detalles permiten una búsqueda de amenazas más sólida y una detección de día cero. Sin embargo, también se requiere personal con la formación y las habilidades necesarias para detectar rápidamente anomalías en estos amplios flujos de datos.
¿Qué es la seguridad de la nube pública?
Por otro lado, las nubes públicas, como AWS, Azure o GCP, ejecutan múltiples inquilinos sobre capas virtualizadas mientras comparten los recursos de hardware subyacentes. El uso de la nube se está acelerando y el número de vulnerabilidades conocidas en la nube se ha disparado de unas 1700 en 2019 a unas 3900 en 2023, lo que demuestra que los riesgos están cambiando. En un entorno de nube pública, la seguridad se basa principalmente en un modelo de responsabilidad compartida, en el que el proveedor (seguridad de la infraestructura) y el cliente (protección de la carga de trabajo y los datos) comparten tareas.
Por ejemplo, los hipervisores y los centros de datos físicos están protegidos por AWS, y los clientes se encargan de los parches del sistema operativo y las defensas de la capa de aplicaciones. Los proveedores de nube pública gastan millones en I+D en materia de seguridad, pero los buckets S3 abiertos y los volúmenes sin cifrar siguen siendo importantes puntos débiles. La dificultad de la seguridad en la nube pública frente a la nube privada se debe al uso compartido de recursos por parte de múltiples inquilinos y a la dependencia de las capas de abstracción proporcionadas por el proveedor.
Características clave de la seguridad de la nube pública
La elasticidad, la cobertura global y el escalado flexible bajo demanda son los aspectos en los que destacan las nubes públicas. Por supuesto, esta comodidad conlleva una serie de complejidades en materia de seguridad: tenencia compartida, contenedores efímeros o gestión compleja de identidades.
A continuación, describimos cinco características que diferencian la computación en la nube pública de la privada en el espacio público y que muestran cómo las organizaciones pueden garantizar la seguridad de los datos y mantener la disponibilidad en un entorno multitenant.
- Modelo de responsabilidad compartida: El proveedor se encarga del hardware subyacente y las capas de virtualización, mientras que el cliente se encarga de los sistemas operativos, las aplicaciones y los datos. Parches integrados para el sistema operativo del host o el hipervisor, pero descarga tareas como el cifrado de bases de datos o la gestión de identidades y accesos (IAM) al inquilino. Estos límites son importantes, ya que si no se protege el lado del "cliente", obtendrá datos mal configurados. La claridad de las funciones ayuda a eliminar la duplicación, pero depende en gran medida de que el cliente tenga una supervisión completa.
- Servicios de seguridad nativos: Los líderes en la nube pública, como AWS, Azure y GCP, ofrecen una serie de herramientas de seguridad integradas, como AWS WAF, Azure Defender y GCP Security Command Center. Con estos servicios, se obtiene una detección avanzada de amenazas o mitigación de DDoS sin grandes gastos generales, y se integran bien con los registros existentes. Los usuarios pueden seleccionarlos para gestionar identidades, almacenar secretos y cifrar datos. Esta es una diferencia importante entre la nube privada y la pública: en las nubes públicas, se pueden ampliar fácilmente con módulos de seguridad gestionados por el proveedor, pero en las configuraciones privadas requieren soluciones personalizadas.
- Escalabilidad automatizada y parches: Si elige soluciones gestionadas, como Fargate o Azure Functions, los servicios de nube pública se encargan de tareas como la aplicación de parches al sistema operativo o las actualizaciones de contenedores. Las demandas de carga de trabajo se distribuyen automáticamente entre las regiones y la plataforma escala los recursos. Esta flexibilidad también hace que las máquinas virtuales o los contenedores efímeros aparezcan y desaparezcan, lo que dificulta el seguimiento continuo desde una perspectiva DFIR. Las organizaciones que utilizan estas ofertas gestionadas no tienen que preocuparse por los gastos generales, pero deben vigilar los registros efímeros y los estados de computación efímeros.
- Amplias integraciones del ecosistema: Las soluciones de terceros se integran fácilmente a través de API o plantillas de aprovisionamiento, y las nubes públicas cuentan con sólidos mercados y redes de socios. Con una fricción mínima, los usuarios pueden adoptar rápidamente herramientas de seguridad avanzadas para EDR, análisis de vulnerabilidades o SIEM. Esto da lugar a un enfoque de seguridad dinámico en la nube pública frente a la nube privada, de modo que las nuevas soluciones pueden implementarse o retirarse rápidamente. Una cuestión es la complejidad de la integración si varias herramientas de terceros se solapan y/o provocan alertas conflictivas.
- Presencia global y redundancia geográfica: AWS, Azure o GCP abarcan regiones de todo el mundo y ofrecen a los clientes la posibilidad de implementar en múltiples centros de datos para lograr redundancia. Un enfoque multirregional ayuda a mitigar las interrupciones localizadas o los desastres naturales, pero dificulta el cumplimiento normativo cuando los datos deben permanecer en determinadas jurisdicciones. Es más fácil replicar o equilibrar la carga entre continentes en nubes públicas que en hardware privado. Sin embargo, desde el punto de vista de la seguridad, la replicación entre regiones puede ser una fuente de riesgo de filtración si no se controla con precaución.
Diferencia entre la seguridad de la nube pública y la privada
Las nubes privadas y públicas comparten una dependencia común de la virtualización, pero tienen arquitecturas diferentes, lo que afecta a la forma en que se diseña la seguridad. Las nubes privadas permiten un control directo del hardware y una segmentación sólida, lo que es bueno para las empresas con necesidades muy elevadas de cumplimiento normativo o rendimiento.
Si bien las nubes públicas permiten una rápida escalabilidad gracias a las abstracciones de sus proveedores, también dependen de una infraestructura compartida, lo que requiere la protección de los inquilinos. A continuación, desglosamos la seguridad de las nubes privadas frente a las públicas en ocho aspectos clave, desde el coste y la escalabilidad hasta el cumplimiento normativo y mucho más, para ver cómo cada entorno satisface las diferentes necesidades empresariales.
- Definición: Las nubes privadas se encuentran en centros de datos locales o en alojamientos dedicados y solo prestan servicio a una organización. Los principales proveedores gestionan nubes públicas, en las que los recursos son multitenant y están disponibles a través de Internet mediante un modelo de pago por uso. En esencia, la diferencia entre la nube privada y la pública radica en el nivel de propiedad y acceso, es decir, las nubes públicas comparten recursos entre varios clientes, mientras que las nubes privadas se crean como tenants únicos. Los enfoques de seguridad difieren en consecuencia: las configuraciones privadas necesitan una cobertura integral de la empresa, mientras que las nubes públicas optan por delegar la seguridad de la infraestructura subyacente al proveedor. Cada modelo requiere una evaluación cuidadosa de los tipos de datos, el cumplimiento normativo y la estructura de costes.
- Ventajas: La seguridad de la nube privada ofrece control directo y personalización, lo que es perfecto para sectores que requieren un cumplimiento normativo o un rendimiento especializados. Mientras que las nubes públicas destacan por su rápida escalabilidad y alcance global, el tiempo necesario para poner en marcha nuevas cargas de trabajo se reduce. Esto constituye el quid de la cuestión entre la computación en la nube privada y la pública: para las bases de datos sensibles, las nubes privadas pueden ofrecer un rendimiento estable y predecible, pero las opciones públicas se escalan a una fracción del gasto de capital. Desde el punto de vista de la seguridad, los proveedores públicos invierten mucho en tecnologías de seguridad avanzadas, pero con las complejidades que conlleva el uso compartido. Sin embargo, las infraestructuras privadas pueden adaptar el cifrado, los hipervisores y la segmentación de la red para ajustarse a los estándares de la organización.
- Retos: Los principales obstáculos de las configuraciones DFIR privadas son los gastos generales de seguridad y mantenimiento del hardware y los últimos parches de hipervisores. Al mismo tiempo, la seguridad en la nube pública frente a la nube privada también significa que los inquilinos públicos se enfrentan a configuraciones erróneas, como el almacenamiento abierto o la IAM incompleta. Las pruebas efímeras complican la investigación forense con cargas de trabajo efímeras o basadas en contenedores. Con este matiz efímero y modelo de responsabilidad compartida, puede resultar confuso determinar quién debe abordar una vulnerabilidad determinada. Independientemente del modelo que se seleccione, el rápido crecimiento del volumen de vulnerabilidades en la nube en todo el mundo pone de manifiesto la necesidad de contar con procesos sólidos y formación del personal.
- Prácticas recomendadas: Las prácticas recomendadas en entornos privados se centran en la microsegmentación, los ciclos de parches exhaustivos y los marcos de confianza cero que asumen que el tráfico interno no es totalmente fiable. Además, la planificación de la capacidad debe estar siempre actualizada para que la expansión no se produzca a costa de comprometer la seguridad o sobrecargar los recursos. Cuando se ejecuta en la nube pública, los proveedores ofrecen herramientas de seguridad nativas, aplican una gestión de identidades y accesos (IAM) sólida y supervisan los registros en busca de llamadas API sospechosas. Este modelo de responsabilidad compartida también permite a las empresas encargarse de la seguridad de las aplicaciones y el cifrado de datos. En ambos casos, se designa una función clara, se redactan manuales de incidentes y se adoptan soluciones avanzadas (como EDR basado en IA) para reducir el impacto de las amenazas de seguridad de la nube privada frente a la pública.
- Coste: Las nubes privadas se basan en gastos de capital iniciales para los servidores, las matrices de almacenamiento, los equipos de red y los costes continuos de mantenimiento y energía. Las organizaciones tienen un control más directo sobre el tiempo, pero tienen que lidiar con los ciclos de renovación del hardware. Las nubes públicas funcionan con un modelo de pago por uso, lo que traslada los costes a gastos operativos que pueden aumentar o disminuir. Pero si no se supervisa el uso en un entorno público, el consumo de recursos informáticos o de ancho de banda puede dispararse y puede recibir una factura mensual impactante. También hay gastos generales de seguridad, ya que las configuraciones privadas suelen requerir personal y herramientas especializadas, mientras que las nubes públicas suelen incluir servicios de protección básicos, lo que puede reducir algunos costes de seguridad.
- Escalabilidad: La nube privada se puede personalizar para cargas de trabajo altamente especializadas, pero existen límites de capacidad de hardware, y ampliar los clústeres implica comprar más servidores. Este enfoque garantiza un rendimiento constante. Sin embargo, requiere una planificación de la capacidad extremadamente cuidadosa, especialmente para los picos estacionales o impredecibles. Las nubes públicas destacan por su flexibilidad casi instantánea, ya que pueden aumentar o reducir su capacidad según la demanda (grupos de autoescalado o marcos sin servidor). Desde la perspectiva de la diferencia entre la nube pública y la privada, el escalado es más fácil en las nubes públicas, pero si no se gestiona bien el uso, el coste puede dispararse. Por otro lado, las expansiones privadas exigen plazos de entrega de hardware, instalación y pruebas, lo que puede ralentizar la agilidad.
- Privacidad y cumplimiento de los datos: Las organizaciones que trabajan con datos personales sensibles o regulados suelen preferir las nubes privadas porque quieren controlar las cosas directamente y mantener los datos dentro de instalaciones físicamente seguras. Esto promueve el cumplimiento de HIPAA, PCI DSS o GDPR, que exigen una estricta localización de los datos. Sin embargo, la multitenencia añade complejidades, como los recursos compartidos y la coubicación de datos, lo que puede suponer un reto para que las nubes públicas cumplan con marcos de cumplimiento como FedRAMP y HITRUST. La cuestión de la seguridad en la nube pública frente a la nube privada se convierte en un rompecabezas de cumplimiento: Si almacena sus datos, por ejemplo, en buckets de AWS multirregionales, ¿pueden sus datos cumplir con las leyes locales e internacionales? En consecuencia, los proveedores que no cumplen con las normas especializadas o las restricciones basadas en la región pueden ser menos flexibles en los gastos generales de cumplimiento que imponen en contextos multitenant.
- Casos de uso: En sectores altamente regulados (banca, administración pública, sanidad), es probable que las cargas de trabajo críticas se alojen en nubes privadas para mantener un control granular, un rendimiento estable y el cumplimiento normativo. Por su parte, las nubes públicas son adecuadas para entornos de desarrollo/pruebas, expansiones globales o análisis de datos con escala efímera. Las soluciones híbridas combinan ambas cosas, de modo que los nuevos microservicios se trasladan a la nube pública, pero los datos confidenciales o las aplicaciones heredadas permanecen en la infraestructura privada. Los diferentes entornos tienen diferentes prácticas de seguridad, desde la microsegmentación en centros de datos privados hasta el escaneo efímero avanzado en la nube pública. La alineación de estos casos de uso permite a las empresas encontrar la combinación perfecta de coste, cumplimiento normativo y resiliencia.
- Recuperación ante desastres y redundancia geográfica: Las configuraciones de recuperación ante desastres internas son posibles con nubes privadas mediante la replicación de datos en sitios secundarios locales, pero requieren hardware adicional y recursos duplicados. La ventaja es la capacidad de controlar con exactitud los objetivos de RPO/RTO, pero eso es caro. Las capacidades de recuperación ante desastres integradas en múltiples zonas de disponibilidad o regiones están disponibles a tarifas más sencillas de pago por uso para escalar copias de seguridad o conmutaciones por error, y son perfectas para las nubes públicas. Sin embargo, la replicación entre regiones podría complicarse debido a las leyes locales de residencia de datos . La diferencia entre la nube privada y la pública a menudo se reduce a equilibrar las restricciones de privacidad con las copias de seguridad multirregionales, en las que las empresas deben decidir si los datos pueden almacenarse o recuperarse en una ubicación remota de un proveedor público.
Nube privada frente a nube pública: 10 diferencias clave
A continuación se muestra un pequeño cuadro que resume las principales diferencias entre la seguridad de la nube privada y la pública, como la propiedad y el cumplimiento normativo. Aunque cada enfoque puede satisfacer las necesidades de la empresa, es importante que las organizaciones comprendan estas diferencias fundamentales para crear una estrategia de seguridad sólida y adaptada al contexto.
En cambio, un rápido vistazo puede ayudarle a decidir o validar hipótesis sobre el coste, el control de los datos y la complejidad de la integración.
| Dimensión | Nube privada | Nube pública |
|---|---|---|
| Propiedad y control | Hardware propio/dedicado con supervisión directa de TI | Recursos multitenant gestionados por AWS, Azure, GCP u otros proveedores |
| Escalabilidad | Limitado por el hardware, es necesario planificar las ampliaciones de capacidad | Elasticidad casi instantánea, pago por uso para computación y almacenamiento |
| Modelo de costes | CapEx inicial más mantenimiento continuo | OpEx continuo, facturación basada en el uso, posibilidad de picos de costes |
| Cumplimiento normativo y privacidad de los datos | Mayor control sobre la ubicación de los datos, mejor para los datos confidenciales | Responsabilidad compartida, se debe garantizar que el proveedor cumpla con los requisitos normativos |
| Complejidad de la integración | Soluciones locales o dedicadas, herramientas internas más sencillas | Amplia gama de herramientas nativas del proveedor, pueden integrar rápidamente muchas aplicaciones de terceros |
| Consistencia del rendimiento | Uso predecible de los recursos para cargas de trabajo estables | Variación debido a la multitenencia, aunque los principales proveedores ofrecen instancias dedicadas |
| Responsabilidad de seguridad | Totalmente a cargo de la empresa en lo que respecta a la infraestructura y los parches | Modelo compartido: el proveedor se encarga de la seguridad del hipervisor/red, y el inquilino se encarga de la seguridad de las aplicaciones/datos. |
| Gastos generales de mantenimiento | Requiere personal interno para actualizaciones, ampliaciones y reparaciones | El proveedor se encarga de la renovación del hardware y de algunos parches del sistema operativo con servicios gestionados |
| Recuperación ante desastres | Normalmente depende de sitios adicionales locales o remotos | Conmutación por error multirregional integrada, replicación entre regiones más sencilla |
| Análisis forense y visibilidad | Acceso profundo a la red/hardware, instrumentación personalizada | Registros basados en API, complejidades del entorno efímero, soluciones de terceros o proveedores |
La tabla anterior explica las diferencias entre la computación en la nube privada y la pública en función de la propiedad, la escalabilidad, el coste, el cumplimiento normativo y otros aspectos. Por otro lado, las nubes privadas ofrecen a las organizaciones un mayor control y coherencia a costa de unos elevados gastos de mantenimiento y costes de capital. Si bien las nubes públicas facilitan el escalado de recursos y la actualización del hardware, también descargan las tareas de seguridad en un modelo de responsabilidad compartida, lo que significa que la configuración de la seguridad debe supervisarse de cerca.
En cuanto al cumplimiento normativo, las nubes privadas son buenas para mantener los datos locales y cumplir con las estrictas regulaciones, mientras que las nubes públicas ofrecen servicios avanzados que pueden facilitar la gestión diaria. En última instancia, la elección entre una nube privada o pública depende de sus propias necesidades de rendimiento, cumplimiento normativo, coste y complejidad operativa.
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DemostraciónConclusión
Las empresas actuales confían en la nube para ganar agilidad, pero cada tipo de nube, ya sea privada o pública, requiere un conjunto diferente de consideraciones de seguridad. Los equipos pueden comparar la seguridad de la nube privada con la de la pública y ver cómo la propiedad, la escalabilidad, el cumplimiento normativo, el coste y el rendimiento se combinan para formar un riesgo. El control y la personalización son puntos fuertes de las nubes privadas, pero a costa de los gastos generales de funcionamiento, mientras que las nubes públicas ofrecen una fácil escalabilidad a costa de la vigilancia de la configuración y la responsabilidad compartida.
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"FAQs
Las nubes privadas son entornos dedicados, centros de datos locales o alojados, con control exclusivo del hardware y la red. En el caso de las nubes públicas, como AWS o Azure, la infraestructura se comparte entre muchos inquilinos. Las nubes privadas permiten una mayor personalización en términos de seguridad, pero tienden a tener mayores gastos de capital y gastos generales operativos. La flexibilidad y la rentabilidad son los puntos fuertes de las nubes públicas, pero requieren una configuración robusta y confianza en las capas de seguridad del proveedor.
La seguridad depende de la correcta implementación del modelo, no del modelo en sí. El control directo del hardware y del hipervisor es posible en las configuraciones privadas, pero requiere una gran cantidad de conocimientos técnicos internos. Aunque las nubes públicas invierten mucho dinero en defensas avanzadas, la multitenencia puede introducir riesgos compartidos. Al final, una gobernanza sólida, el cifrado y la supervisión continua son fundamentales para la seguridad en la nube pública frente al éxito de la nube privada.
En la nube pública, los proveedores protegen la infraestructura subyacente, es decir, los centros de datos físicos, los hipervisores y la red central. Los inquilinos se encargan de los parches a nivel del sistema operativo, la seguridad de las aplicaciones y el cifrado de datos. Esta división es crucial para las diferencias entre la nube privada y la pública: en las nubes públicas, sin embargo, el proveedor se encargará de una parte de la pila, pero en las nubes privadas, los propietarios se encargarán de toda la pila. Si no cumple con su parte del modelo compartido, sus aplicaciones quedarán expuestas.
Las estrategias híbridas o multicloud permiten a las empresas almacenar cargas de trabajo confidenciales en un entorno privado y externalizar las aplicaciones menos confidenciales a proveedores públicos. Este enfoque combina el rendimiento privado y constante o el cumplimiento normativo con los recursos elásticos públicos. Los equipos de seguridad lo utilizan para unir ambos y crear políticas coherentes en diferentes capas. Como resultado, la arquitectura es flexible en cuanto a rendimiento, coste y cumplimiento normativo.
El error número uno son las configuraciones incorrectas, como los depósitos de almacenamiento abiertos o las políticas IAM incorrectas. Las cargas de trabajo efímeras, por ejemplo, son explotadas por los atacantes, y las credenciales robadas se utilizan para eludir las defensas de los inquilinos. La arquitectura multitenant requiere un aislamiento estricto para evitar el compromiso entre inquilinos. Estos retos ponen de relieve la importancia de contar con servicios de proveedores sólidos y marcos de seguridad en las implementaciones de nube pública.
A menudo, sí. Las configuraciones privadas exigen un gasto de capital en hardware, centros de datos, energía y un equipo de trabajadores de seguridad dedicados. El pago por uso es la norma en las nubes públicas, pero cuando se hace un uso a gran escala, los costes aumentan. La diferencia entre la nube privada y la pública es significativa en lo que respecta al cálculo de los costes. Las nubes privadas pueden ser más baratas a largo plazo si se conoce la utilización de la capacidad, pero las nubes públicas son excelentes para escalar sin un gran gasto inicial. Al final, la decisión depende de las cargas de trabajo de la empresa y los requisitos de cumplimiento.
El proceso de conmutación por error suele optimizarse con soluciones de recuperación ante desastres integradas y replicación multirregional en las nubes públicas. Por otro lado, las nubes privadas pueden replicar datos en sitios secundarios locales o centros de recuperación ante desastres especializados, lo que requiere mucho hardware y mantenimiento. Esta es una diferencia fundamental entre la computación en la nube privada y la pública. Sin embargo, mientras que los proveedores públicos ofrecen redundancia automatizada basada en regiones, lograr una recuperación ante desastres privada requiere más esfuerzo. El éxito real de la recuperación ante desastres viene determinado por la planificación y los ensayos de los manuales de procedimientos en ambos casos.
La nube pública suele ser flexible, ofrece facturación basada en el uso y cuenta con funciones de seguridad de fácil acceso, lo que resulta ideal para las startups. Crear una nube privada robusta es caro, ya que suele requerir personal especializado y una inversión inicial. Sin embargo, las startups deben seguir las mejores prácticas de seguridad en la nube pública frente a la nube privada (IAM sólido, cifrado, registros en tiempo real, etc.) para evitar errores de configuración comunes. La agilidad de la nube pública suele superar al control granular de la privada para el escalado en las primeras etapas.

