Trasladar el software a la nube ofrece numerosas ventajas. Permite que la aplicación se adapte de formas que no serían posibles con una infraestructura local. Además, alquilar tiempo en un centro de datos que ha configurado otra persona es mucho más barato que construir su propio centro de datos. ¿Quiere configurar algunos servidores que estén más cerca de los clientes en otro continente? La nube se encarga de ello.
Muchas organizaciones se preocupan por la seguridad de las aplicaciones cuando se pasan a la nube. La verdad es que la seguridad de las aplicaciones en la nube no difiere de la seguridad de cualquier otro tipo de aplicación. La forma de proteger las aplicaciones, tanto en la nube como en las instalaciones, es comprender las amenazas y cómo mitigarlas.
 
 Hay muchas cosas que son más fáciles de proteger en la nube. En esta publicación, hablaremos sobre las decisiones de seguridad más comunes que toman los equipos para proteger las aplicaciones en la nube. Por sí solas, no harán que su aplicación sea segura. Pero le darán un buen punto de partida.

Preguntas frecuentes sobre la seguridad de las aplicaciones en la nube
La seguridad de aplicaciones en la nube se centra en proteger el software y los datos alojados en entornos de nube frente a amenazas como violaciones de datos, accesos no autorizados y actividades maliciosas. Abarca la protección de los componentes de las aplicaciones, las API, el acceso de los usuarios y los flujos de datos para garantizar la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de los servicios prestados en la nube.
Empiece por aplicar controles de autenticación y acceso estrictos, incluida la autenticación multifactor. Utilice el cifrado para los datos tanto en reposo como en tránsito. Busque vulnerabilidades con regularidad y aplique los parches rápidamente.
Supervise el comportamiento y los registros de las aplicaciones para detectar anomalías. Además, forme a los usuarios para que eviten el phishing y la ingeniería social, e implemente ciclos de vida de desarrollo seguros con revisiones periódicas del código.
Entre los problemas más comunes se incluyen permisos de acceso mal configurados, API inseguras, gestión de identidades deficiente, fuga de datos desde almacenes sin cifrar y componentes de software obsoletos. Los fallos de inyección, la autenticación defectuosa y el registro insuficiente también ponen en riesgo las aplicaciones en la nube, junto con las amenazas internas y las credenciales comprometidas.
La seguridad en la nube protege toda la infraestructura de la nube (redes, computación, almacenamiento y configuraciones), mientras que la seguridad de las aplicaciones se centra específicamente en las vulnerabilidades y los riesgos del software a nivel de código y de tiempo de ejecución.
La seguridad de las aplicaciones se centra en prevenir fallos dentro de las aplicaciones que los atacantes puedan aprovechar, mientras que la seguridad en la nube garantiza que el entorno que aloja esas aplicaciones se gestione de forma segura.
Existen cortafuegos de aplicaciones web (WAF), herramientas de autoprotección de aplicaciones en tiempo de ejecución (RASP), puertas de enlace de seguridad de API y escáneres de vulnerabilidades diseñados específicamente para aplicaciones en la nube. Los agentes de seguridad de acceso a la nube (CASB) supervisan las aplicaciones SaaS. Los desarrolladores utilizan pruebas de seguridad de aplicaciones estáticas y dinámicas (SAST/DAST) en los procesos de CI/CD para detectar problemas de forma temprana.
Algunos ejemplos son el uso de AWS WAF para bloquear el tráfico malicioso a un sitio web, Azure Key Vault para gestionar claves de cifrado, la protección de API de Cloudflare para evitar abusos y la implementación de OAuth para la gestión segura de identidades en aplicaciones en la nube. La supervisión continua de la seguridad con registro y alertas también ayuda a detectar amenazas.
Las principales amenazas incluyen la apropiación de cuentas, las API inseguras, los scripts entre sitios (XSS), las inyecciones SQL, los permisos mal configurados que exponen los datos, el ransomware dirigido a las cargas de trabajo de las aplicaciones y los ataques a la cadena de suministro a través de dependencias de terceros comprometidas. La ingeniería social y el abuso interno también siguen siendo riesgos importantes.

